ALTERNATIVAS A LAS MUTILACIONES

Los sistemas de ganadería deberían estar diseñados para satisfacer las necesidades de bienestar de los animales, en lugar de alterar al animal (mediante mutilaciones genéticas o físicas) para adaptarlo a un sistema deficiente. Las mutilaciones se pueden y deben evitar mediante una mejor selección reproductiva, ambientes enriquecidos, una buena gestión y una nutrición adecuada.

ALTERNATIVAS AL RECORTE DE DIENTES

Las cerdas deberían seleccionarse para producir camadas más pequeñas que puedan amamantar adecuadamente para reducir las lesiones causadas por las peleas para llegar a los pezones. Esto también podría reducir el número de lechones que pasan hambre, siempre que la cerda esté suficientemente alimentada.

Los sistemas de parto libre también pueden ser de ayuda, ya que las investigaciones llevadas a cabo en Dinamarca han revelado que las cerdas en estos sistemas comen más que las mantenidas en jaulas y que probablemente producen más leche para sus crías. Los lechones nacidos en sistemas de parto libre crecían mejor y pesaban más en el momento del destete que los nacidos en jaulas.

Se causan menos lesiones a los pezones de la cerda, y a otros lechones, en sistemas con mucho espacio y elementos de enriquecimiento como la paja. Las regulaciones de la Unión Europea insisten en que se deberían abordar el entorno y la densidad de población antes de recurrir al recorte de dientes.

ALTERNATIVAS A LA CASTRACIÓN

Criar machos enteros

En algunos países, como el Reino Unido, Irlanda y algunas zonas de España, Portugal y Grecia, los lechones machos no se castran, sino que se sacrifican a una edad más temprana (con menor peso), para reducir el riesgo del olor a verraco en la carne, que puede presentarse en la pubertad.

Aunque los cerdos se sacrifican a una edad más temprana, algunos pueden desarrollar conductas de monta según se acercan al peso del sacrificio. Las lechonas (cerdas hembras jóvenes) son más pequeñas que los machos y pueden resultar heridas durante la monta, y a veces terminar cojas. Tanto los machos como las hembras pueden sufrir también cortes y abrasiones que les causan lesiones en la piel. Por tanto, se recomienda separar a los machos de las hembras para contribuir a reducir este riesgo.

La sensibilidad de la gente al olor a verraco depende de la nacionalidad y del sexo y hay quienes sostienen que incluso los cerdos sacrificados a una edad más temprana pueden presentar también olor a verraco. En los lugares en los que esto constituye un problema, se están desarrollando avances tecnológicos para detectar el aroma a verraco en las canales en el matadero.

Vacunación

En algunos países, como alternativa a la castración quirúrgica, se usa una vacuna llamada Improvac, que retrasa el pleno desarrollo de los cerdos. La vacunación no comporta ningún riesgo para los consumidores, ya que no se encuentra ningún residuo en la carne. No se trata de una hormona y no se debería denominar castración química, ya que esta consiste en inyectar productos químicos tóxicos directamente en los testículos, causando dolor y un daño irreparable.

Además de evitar el olor a verraco, la vacunación también mejora el bienestar, ya que reduce la agresividad y las conductas sexuales como la monta. Se deben tomar precauciones para minimizar el dolor o el estrés causado al cerdo en el momento de administrarla, al igual que con cualquier otra vacuna. Se ha demostrado que Improvac reduce el uso de antibióticos y la mortalidad de lechones en un 1,5 % (Colruyt Group), en comparación con la castración quirúrgica.

Los granjeros que usan Improvac también manifiestan que mejora los índices de crecimiento y que el entorno de trabajo es más seguro debido a que los cerdos están más tranquilos y su comportamiento es más predecible.